El médico debe “curar a veces, aliviar en ocasiones y acompañar siempre”. Me siento identificada totalmente con esta frase. Como médico, en mi consulta de Naprotecnología del COF de Getafe, algunas veces podemos llegar a curar a los pacientes, en ocasiones aunque no curemos las enfermedades, sí podemos aliviar sus síntomas. Pero ¿acompañar y querer? ¡Eso podemos y debemos hacerlo siempre!
En la consulta atendemos mayoritariamente a matrimonios con dificultades para tener hijos, cuya fertilidad está disminuida por diferentes motivos que tenemos que investigar y tratar, siempre de un modo respetuoso con la relación conyugal y con el cuerpo de los pacientes. Aunque es un gran dolor el no poder dar a luz hijos “físicamente”, hay otros muchos sufrimientos que acompañan a éste y que desde la consulta queremos acompañar: la soledad, la incomprensión, el sentirse “estancados” en la vida, “distintos” a las personas de alrededor… Nos parece importantísimo desde el COF poder ir este trecho del camino con todas aquellas personas que están sufriendo, haciéndoles ver que, en su infertilidad (temporal o definitiva) se puede y se debe ser fecundo, puesto que Dios nos llama a todos a la fecundidad. Esta fecundidad puede ser expresada de diferentes formas y no siempre se terminará manifestando en una fecundidad biológica. También ofrecemos, aparte del tratamiento médico, información sobre otras opciones de “dar vida”, como son la acogida y la adopción. Es nuestra responsabilidad tomar parte en este diálogo con los matrimonios, e ir junto a ellos para descubrir la vocación a la que Dios les llama en el misterio de la paternidad.
La Naprotecnología es la ciencia que coopera con el ciclo femenino haciendo de éste un ciclo sano. Coopera, o sea, no lo estropea, pisa, o ignora, sino que quiere hacer de ese ciclo que está alterado, uno que juegue a favor y no en contra de la mujer y del matrimonio. Por eso no sólo tratamos matrimonios sino también mujeres de diferentes edades (de la adolescencia a la menopausia) con diferentes problemas de salud que se manifiestan en alteraciones del ciclo menstrual y otra sintomatología relacionada.
No queremos “buscar el hijo a toda costa”, ni “matar moscas a cañonazos”, sino hacer un trabajo de investigación y diagnóstico en cada caso concreto, de modo personalizado y único, atendiendo a la persona como el “todo” que es, en sus distintas dimensiones que no pueden sólo quedarse en lo físico, puesto que el ser humano tiene muchas más necesidades. Tenemos la inmensa dicha de contar en el COF con diferentes profesionales que apoyan nuestra labor y a los que podemos derivar a los pacientes cuando lo requieren como los Orientadores familiares, Psicólogos, Sexóloga, Sacerdote, etc.
Me gusta pensar en mi consulta como una gran familia, de diferentes edades, situaciones y circunstancias. Me gusta hacer que puedan sentirse como en casa, sin olvidar que se trata de una consulta médica, espero que para los pacientes sea mucho más que eso. Para mí es un regalo diario compartir con ellos las dificultades (que las hay), tristezas (que las hay) y alegrías (¡que por supuesto también las hay!). Estoy inmensamente agradecida de poder contar con su confianza y con su cariño, y especialmente por dejarme ser su compañera de camino durante todo el tiempo que dure el tratamiento, ¡y más allá! El que ha pasado por la consulta se lleva nuestra oración y cariño, tiene para siempre un lugar especial en nuestro corazón.
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