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Texto original de HELENA MARCOS

Cuando los hijos no llegan


Son uno de los grandes problemas a los que puede enfrentarse una familia. Puede ser que no se consiga un embarazo en el matrimonio, o bien (lo que se conoce como esterilidad secundaria), que se tenga otros hijos, pero no se consigan nuevos embarazos. Incluso puede ocurrir que haya habido embarazos pero se han perdido en etapas más o menos tempranas.

La esterilidad es una causa muy importante de sufrimiento en el matrimonio, en la que muchas veces se enraízan problemas de relación dentro de la pareja.

Muchos matrimonios sufren esta situación, que puede definirse como un auténtico duelo, dado el sentimiento de pérdida y el dolor que produce, sin encontrar respuesta a las inquietudes que plantea.

La primera inquietud que suele tenerse es la ausencia de diagnóstico, la falta de profundización en este tema por parte de la mayoría del colectivo médico. En muchas ocasiones se dice a los matrimonios que “no tienen ningún problema”, que “se relajen y tendrán un hijo” o que “es por la edad”, con sólo escasos estudios. Los matrimonios se sienten muchas veces abandonados o rechazados, expulsados incluso del sistema sanitario si, por motivos morales o de otro tipo, no desean el camino único que se les suele proponer: las técnicas de reproducción asistida.

Afortunadamente desde la Medicina se puede dar otro tipo de respuesta. Una respuesta luminosa, científica y verdaderamente humana, desde la que podemos atender a los matrimonios. La Naprotecnología es una ciencia que funciona de modo cooperativo con el ciclo femenino, es una ciencia que investiga y diagnostica las causas profundas de estas patologías en la mujer y el varón, atendiendo al matrimonio de modo integral y, especialmente, acompañándolo en este camino del conocimiento y la apreciación de la fertilidad. Es un nuevo método de restaurar la salud en el que se hace una investigación detallada de las patologías de los esposos y se les da una respuesta, un tratamiento de cara a restaurar la salud y la fertilidad “sana”. Lo que se pretende es cooperar con el ciclo en lugar de ignorarlo, pisarlo o destruirlo, como se hace en las técnicas de reproducción asistida.

Se puede conseguir más información en la página web www.naprotec.es

Podéis hacernos llegar vuestras preguntas a la siguiente dirección: info@fundacioncofgetafe.org

Consultorio

Pregunta: Llevamos casados 4 años y hasta ahora no he conseguido quedarme embarazada. En las pruebas que nos han hecho siempre han dicho que tanto mi marido como yo estamos bien, ¿cuál puede ser la causa de que no logre quedarme embarazada?

Respuesta: Sería necesario un estudio en detalle de vuestro caso para poder responder a vuestra pregunta. Lo primero que necesitaríais es el contacto con una monitora del método Creighton, para comenzar a realizar una gráfica y ver qué características tiene tu ciclo y si existe algún patrón alterado en tus biomarcadores. Posteriormente se realizaría una evaluación médica con las pruebas que fuesen necesarias. Entre ellas serían necesarias como mínimo, varias analíticas de sangre y ecografías para valorar tu ovulación, además de un espectro más amplio de pruebas, dependiendo de tus síntomas.

Pregunta: Tengo 43 años y mi marido 45, y los dos tenemos problemas. ¿Podemos intentar un embarazo aún?

Respuesta: Aquí hay dos cuestiones: la primera es la salud. La infertilidad es un problema de varias o múltiples causas que están afectando a la salud general y se manifiestan a través de la disminución o pérdida de la fertilidad. Desde este punto de vista, todos los casos deberían ser estudiados y tratadas las causas que se encuentran. Pero esto es un proceso que requiere tiempo, dedicación y paciencia. Y no se puede garantizar la plena recuperación de la fertilidad.

Y aquí aparece el segundo aspecto del problema: la edad. Es una decisión libre de la pareja hasta cuándo prolongar la búsqueda del hijo cuando las condiciones son óptimas. Si no son óptimas el médico debe indicárselo, porque aumentan los riesgos de tener un embarazo con problemas. Pero son los esposos los que tienen la responsabilidad de su paternidad.

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